Porque, si me hubiesen dicho hace varios años lo tremendamente divertidos que eran los comics DC (y probablemente me lo dijeron), no hubiese podido realmente concebir cuanto.
Siempre (o casi toda la vida, que etapas pasamos todos) he sido un fanático del comic, defendiéndolo como un medio de transmisión de ficciones muy potente ante los más rancios sectores de la “cultura” que lo subestiman y descalifican con antediluvianos argumentos inmovilistas, aunque afortunadamente eso, como todo en la vida, esta cambiando. Sin embargo, nunca he profesado un seguimiento, ni siquiera mínimo, por los superhéroes; precisamente la defensa “intelectual” que hacía del medio me llevó a militar del lado contra el que luchaba, como ya advertía Nietzsche, llegando a considerar el género como “juvenil” (odiosa etiqueta esa) y superficial, en la típica intransigencia por aquello con lo que uno (arbitrariamente) no se identifica tan propia de la más tierna juventud.
Por fortuna y como es lógico en mi edad adulta he reconsiderado muchas cosas, intentando conocer lo desconocido antes de seguir sosteniendo las ideas preconcebidas de aquel entonces, entre otras, el mundo de los superhéroes. Así, recuerdo varias incursiones de niño en el mismo; como aquel comic en blanco y negro de Thor en el que se enfrentaba con un planeta vivo, y que por supuesto me dejó una viva impresión, a la tierna edad de cinco años; o el tomo prestado de recopilación de Spiderman que me descubrió un mundo de colores y formas de un dinamismo contagioso, y una serie de personajes fascinantes, al menos para un chaval de diez u once años, con lo que acabé por empezar (pero no terminar) las Secret Wars allá por los años 80. Desde entonces soñaba con poder tener muchos de aquellos comics, pero todo eso implicaba un presupuesto del que carecía al principio de mi adolescencia. Tras un par de números sueltos, me dediqué a comics más “reales”, como Conan. Racionalicé la situación convenciéndome de que los superhéroes no merecían la pena porque no eran “realistas” y, como la zorra de Esopo con las uvas, pasé de ellos porque no estaban “maduros”, sin poder entender de que lado estaba realmente la falta de madurez. Cuando posteriormente en mi adolescencia sí podría haberme dedicado a coleccionar estos comics, el mal ya estaba hecho.
Con los años, sí es cierto que realicé alguna incursión rápida en el Universo Marvel, porque relacionándome con el resto de los “frikis” del mundo, es inevitable probar cosas nuevas (y no os hagais componendas, que os conozco). Incluso llegué a dirigir un poco al Marvel de la TSR. En los últimos diez años es cuando se ha ido gestando la criatura, pues el muro de intolerancia erigido en mi adolescencia estaba ya descuidado, medio en ruinas. Empecé a interesarme un poco más por los superhéroes, sbre todo cuando alguien me abrió los ojos y leí el Marvels de Kurt Busiek y Alex Ross. A partir de ahí, y siempre desde mi visión del mundo de rolero, esperando dirigir algún día una campaña de superhéroes, que, por el dinamismo y fascinación antes comentados, es algo muy atractivo, me consideré más cercano al Universo Marvel, donde estarían mis superhéroes favoritos.
Lo que demuestra lo que me estaba perdiendo.
Desde entonces, muchos lectores asiduos de ambos me corroboraron, siempre con cautela, la superioridad de DC como editorial sobre Marvel. Ante lo cual me surgió otra asignatura pendiente, pues desconocía totalmente el Universo DC, algo más que añadír a mi ya de por sí muy abultada lista de lecturas. Así fué quedando la cosa hasta que Green Ronin, mi editorial favorita del mundo mundial de los juegos de rol, anunció el DC Adventures, para el Mutants & Masterminds, nada menos, juego que por supuesto ya poseía, por aquello de la intención de dirigir superhéroes... y entonces llegó el momento. Me asesoré un poco, y me enfrasqué en la lectura de decenas y decenas (pronto serán cientos y cientos, me temo) de comics de la DC.
Y mi mente explotó.
Repito: nunca me hubiese imaginado lo absolutamente divertido que es el maldito Universo DC.
También es verdad que fuí a tiro fijo, y entre comics de la Liga de la Justicia, Superman y Batman, me dió a la nariz que el meollo interesante debía estar con el Green Lantern ese, de quien casi no conocía ni el nombre, y sin embargo siempre he encontrado (observador que es uno) un tácito y silencioso, pero enorme fandom ahí fuera; por lo pronto, en toda mi vida habré visto vestir tantas camisetas verdes con el anillo como de todo el resto de los superhéroes. Algo tendrá, pensaba yo, y no me equivocaba. Así que, sobre todo, he estado leyendo lo esencial del universo DC, y todo Green Lantern (con los Corps).
Como era de esperar, ahora estoy bastante entusiasmado con todo DC, especialmente con todo lo que tenga que ver con Green Lanter. Y comienzo a plantearme la posibilidad de pedir la canonización de Geoff Johns.
Llegados al DC Adventures, veamos que se puede hacer con el juego.
Dejaré las bondades del sistema M&M (Mutants & Masterminds) para otro día; baste decir que es prácticamente el mejor juego de rol de superhéroes jamás diseñado, en especial esta tercera edición sobre la que se construye el DC Adventures, por el dinamismo “de cuatricomía” que emana de su sistema de (super)poderes. Como tal, una campaña típica de superhéroes es perfectamente factible, con toda la libertad para que el Master la enfoque como más guste (bueno, a él o ella y a sus jugadores, claro). Esta libertad se pone especialmente de manifiesto en el Universo DC porque, tanto se puede practicar el intrusismo de los personajes clásicos, a gusto del grupo de juego, como se puede evitar, si los jugadores temen que Superman se pase el día sacándoles las castañas del fuego, creando para el “supergrupo” una nueva ciudad para ellos solitos, dado que el Universo DC es prolífico en ciudades ficticias como Metrópolis, Gotham City, Central City, Keystone, Star City o Coast City (o Blüdhaven, ya que hablamos de hecatombes). De igual forma, no hay mucho problema para crear otros “reinos de poder” para los “orígenes secretos” de los personajes que no desestabilicen el canon del Universo DC; hay oceano desconocido de sobra entre Atlantis y Themiscyra para que quepa otro reino mitológico, países tán pequeños que se pasan por alto en un mapa como Kahndaq, mucha selva en el Amazonas para que haya otro antiguo reino de animales inteligentes como el de África, más sectores en el universo de los 3600 custodiados por los Guardianes de Oa, y si hablamos de universos, ahora mismo hay un Megaverso de 52 tierras paralelas... por no hablar de la magia, ya que existen “reinos mágicos” para aburrir, entre ellos el mismísimo Infierno.
En la segunda parte del Universo DC, analizaremos el mundo de la magia. Permaneced a la escucha...
8 comentarios:
Chsst, ahora que no nos lee nadie...
En la primera frase te falta la palabra "aficionados".
Después de editar borra esta prueba.
;)
Por cierto, David F. me ha regalado el Taschen.
Creo que tú sabes de que te hablo.
Si quieres ojearlo estás invitado. ;)
Por culpa del DC Online me he viciado al Champions Online.
Y sigo esperando esa partida, sobre todo después de la Noche y el Día.
Espero noticias. ;)
¡Pero, que suertaza, tio! Y yo aquí cin las ganas... :) Ya me dejarás verlo, ya.
Me vas a hacer adelantarme; esta es la "primera semana DC", así que estos días contaré algo más de cuando será y tal..
Cuando quieras, no te queda lejos y tienes mi teléfono.
A partir de las 19 suelo estar en casa y algunos días incluso antes.
También tengo la Encyclopedia DC y muchos cómics a tu entera disposición. Aunque creo que a estas alturas tendrás mejor colección que yo.
Déjame acabar los exámenes el día 18, y hablamos, que si no, me lío, y pierdo una tarde entera... :)
Suerte, aunque te queda margen para estudiar.
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