jueves, 22 de julio de 2010

La evolución del estilo Star Wars (I)


Revisando los viejos manuales del Star Wars D6, un material al que no había accedido desde hace años, me he planteado el análisis de la evolución de Star Wars. Una evolución no solo gráfica, también iconográfica, sufrida a medida que nuevas exigencias se han impuesto para justificar una omnipresente evolución, que muchas veces no es necesaria, y solo sirve a los designios del marketing y el mercado.

Lo creais o no, George Lucas era más inocente cuando creó Star Wars, de lo que es ahora; no mucho considerando que buscó un contrato con pleno derecho a merchandising, concepto poco comprendido entonces, por lo que la Twenty Century Fox accedió sin problemas. Esa inocencia se refleja en la inmutable frescura de la primera película, su iconografía y su estilo. Nada que ver con la decadente complejidad de las encarnaciones más actuales de la saga, no solo de Lucas, sino del universo expandido; pero me estoy adelantando.

¿Cómo era Star Wars originalmente? Pues en esta vida para entender cualquier cosa, hay que contextualizarla (desconfiad de quien os diga lo contrario; tal sujeto solo trata de venderos su visión particular como verdadera). A finales de los 70 no existía la conciencia actual de la ciencia ficción porque... bueno, porque Star Wars generó tal conciencia. Hasta entonces lo más grande que había dado la ciencia ficción audiovisual eran 2001 y Star Trek... ambas con continua participación de escritores de ciencia ficción. Así que el referente principal y casi único era la literatura, y en menor medida los comics. Y como en el fondo George Lucas no es más que el plagiador definitivo, con un gran sentido estético, creó Star Wars a base de referencias y retales.

No solo parte de los seriales de Flash Gordon de los años 30, absorbe del género todo tipo de elementos: ejemplos claros son el Imperio y el Hiperespacio, tomados directamente de la saga de La Fundación de Asimov. Y esta estrecha (y lógica) relación entre el Star Wars recién nacido y sus múltiples padres (todo un género de ellos), le concedía una dimensión más rica que probablemente muchos no hayan visto, quedándose solo en la superficie. Esta profundidad por supuesto no aparece en las nuevas encarnaciones de la saga, que solo atienden a los elementos mas coloridos y adolescentes, propios de esta época actual que ha consumido más manga del realmente necesario. Pero de nuevo me adelanto.

Aquel Star Wars que orgullosamente mostraba su herencia de la ciencia ficción clásica fué perfectamente captado por los primeros diseñadores del Star Wars D6, a la cabeza de los cuales se encontraba el casi siempre genial Greg Costykian. La primera edición del juego, amén de tener reglas más o menos acabadas, es sin duda la más fiel a Star Wars, o al menos, a la primera trilogía. Reflejo de lo cual es la existencia en dicha edición de un tipo de personaje singular, ciertamente inusual, que por todo lo que implica (y la cuenta que me trae), es sin duda mi favorito de cualquier juego de rol de Star Wars: el Historiador "de Butaca" (Armchair Historian).

Si, un personaje sin habilidades de combate, en Star Wars. Un concepto que hoy no se entiende, porque en las actuales encarnaciones, la galaxia parece haberse vaciado de gente "normal", para estar poblada de estrafalarios personajes hormonados que luchan por el bien o el mal. Ahem. En fin, que originalmente la galaxia de Star Wars no parecía Eternia, sino una galaxia normal y corriente, como en la ciencia ficción clásica. Y los elementos que tienen que ver con las Ciencias Sociales, entre ellas la Historia, eran muy importantes en el género (hoy también, pero quizás menos); sin ir más lejos, la Fundación de Asimov está basada en la caída del Imperio Romano. En fin, que el Historiador de Butaca no solo es original, sino una clase de personaje cuta inclusión es realmente inteligente. La primera edición del juego, comprende perfectamente la trilogía clásica de Star Wars.

No os perdáis la continuación de este análisis en una próxima entrada.

viernes, 16 de julio de 2010

El Prefecto del Pretorio

Todos habréis experimentado con los años que los foros de internet son una auténtica pérdida de tiempo (como en realidad el 90% de internet, me temo). Dado que gran parte de la comunicación humana es no verbal, las nuevas tecnologías no son enteramente válidas para su realización, siendo solo una herramienta que hay que saber utilizar. En una civilización de consumo no se educa para tener libertad de elección, para evitar que se elija no consumir, y la población no sabe usar correctamente (lo que muchas veces implica moderadamente) la tecnología. Ergo, todo el mundo trata de utilizar internet para comunicarse de forma normal, y ante la imposibilidad de una comunicación completa -solo parte del mensaje verbal puede expresarse a través de una fría pantalla-, se producen de forma inmediata los malentendidos y "flamewars" sin sentido. Yo, como Extremoduro, me estoy quitando, pero aún me pongo de vez en cuando. Y para una persona que piensa mucho (demasiado), perder el tiempo en foros de internet da lugar a cavilar y decir chorradas como la que voy a contar a continuación.

En mi tarea de delimitar y clasificar el rol y sus circunstancias, por defecto de mi formación científica, he definido una nueva figura que no es específica de la comundad rolera, sino de la "friki" en general. Por supuesto, los roleros son los "frikis" entre los "frikis", así que esta figura tiene aún más inquina. ¿Alguna vez habéis sufrido a uno de esos defensores a ultranza de una marca? ¿De los que no reconocen los defectos de un producto porque va en contra, literalmente, de su religión? ¿De los que comprarían un coprolito (en su acepción médica, no paleontológica) de Bruce R. Cordell o Mike Mearls si llevase el logo de D&D 4E? ¿De los que enseguida te insultan y consideran inferior si criticas el objeto de su irreflexiva adoración? Pues para entendernos, a partir de ahora los denominaré la Guardia Pretoriana.

Como ya sabéis, la Guarida Pretoriana debe su nombre a que inicialmente era el cuerpo encargado de la defensa del Praetorium, la tienda de campaña, en un campamento romano, del Praetor o dirigente de un ejército. Durante la guerra civil (romana, digo) empieza a cobrar mayor importancia, hasta que Augusto la instituye en el año 13 (que raro se hace hablar de años tán pequeños) como una unidad especial para la defensa de la familia imperial, que en el fondo era una entre muchas familias patricias, y se reveló como un cuerpo de élite con gran capacidad militar. Su comandante, el Prefecto del Pretorio (no me paro a hablaros de política romana, sorry) era designado por el mismo Augusto. Vamos, que tenemos un cuerpo de guerreros dedicados en cuerpo y alma a su jefe, por el cual matarían. Entenderéis el porqué del uso que hago de su nomenclatura.

Durante muchos años, como todo el mundo, he ido probando distintos foros buscando uno de gente normal y, también como todo el mundo, nunca lo he encontrado. No me refiero a los foros "familiares", casi como canales de chat, en los que participan cuatro amigos que en realidad se ven todas las semanas. Entendedme, eso no es un foro. En un foro tienes que poder relacionarte con cualquiera, de donde sea, buscando el libre intercambio de ideas (es un decir). Y en ese tipo de foros es donde nos llevamos constantes decepciones, o al menos ese es mi caso.

Hace años, como seis, me uní feliz a los foros de Mongoose, y estuve una temporada larga hasta que la prepotencia de sus parroquianos me decepcionó (de nuevo), unido a las continuas tomaduras de pelo a las que Mongoose somete a sus clientes. Mongoose nació como una brillante promesa en una industria monopolizada por Wizards of the Coast y sus doctrinas mesiánicas, y luchando contra monstruos también se convirtió en monstruo. Los que hayáis adquirido manuales en inglés de dicha editorial, o seguido fielmente cualquiera de sus muchas líneas abandonadas, sabéis de lo que hablo. Y recientemente he estado perdiendo el tiempo en el foro de rpg.net, hasta que alguien comenzó un hilo de mensajes sobre unas declaraciones del iluso de Matt Sprange, director general de Mongoose, pretendiendo que nos regocijásemos ante la llegada el próximo año de nuevas líneas basadas en interesantísimas licencias que acaban de adquirir, pero no pueden revelar aún. Por supuesto los escarmentados mostraron su ilustrado excepticismo, denunciando (que ya son ganas) todas las ventas y decepciones de Mongoose al personal. Rápidamente surgió un Prefecto del Pretorio para llamarles "confundidos". En serio. "Confundidos".

Conclusión: no pierdo más el tiempo, como también os recomiendo a vosotros, en foros de internet. A ver si así dejo de escribir estas entradas idiotas y en su lugar elucubro cosas útiles.

El verano, el maldito verano

Como es habitual, el verano me produce desapetencia generalizada. Es la estación que menos me gusta, y siempre me encuentro como desplazado, en un momento y lugar momentáneos que producen una sensación desapacible, esperando que llegue una prometida situación de estabilidad que reconforte. El que todo se pare, el que la gente desaparezca, el que las actividades obligadas de la época me aburran enormemente, son todo ello factores que contribuyen a mi disgusto estacional. Al final pagan justos por pecadores, y pasan cosas como esta, que el blog haya quedado abandonado durante demasiados días.

Haciendo un poco de memoria, probablemente esta anual desazón comenzó en mis tiempos del Instituto (¿como narices lo llamarán ahora?). Y con ello me vienen los recuerdos, ya poco más que sensaciones, de aquellos otros veranos. Veranos con juegos de rol, aunque no tan repletos como desearía; pertenezco a una generación que tardó en arrancar y que, con referentes al otro lado del charco, demasiado lejos para las comunicaciones de la época, tuvo que interpretar el rol a su manera, y se quedó con el "powergaming" y la "eterna contienda" de los jugadores contra un Director de Juego (más Master, entonces) que se les oponía ferozmente, a base de blandir tablas, y sin "interpretar" en absoluto. De aquella época recuerdo más amablemente La Llamada de Cthulhu y el Star Wars D6, porque eran los únicos con los que logré jugar como debe ser, interpretando y todo. Negativamente, cualquier juego de Ice Crown Enterprises, cuyas partidas reproducían fielmente el triste comportamiento descrito más arriba. También intenté algo con el Traveller que llegó a publicarse en español, pero a pesar de tener mucho interés, no cuajó en nada.

Luego a principios de los 90, llegó el Vampiro y enseñó a jugar a rol a una nueva generación, y como es común en esta sociedad de hipocresía aprendida, y valores vacíos, una vez más se confundió el contenido con el continente, y el milagro se atribuyó al producto, por otro lado no tan brillante, en vez de a la pericia de su creador, Mark Rein·Hagen (por otro lado, nadie se ha preguntado nunca porqué no siguió con el juego). El verano del 92 fué prolífico aunque monótono, porque todo el mundo jugaba única y eclusivamente al Vampiro, con esa mezcla refrescante de mitad mesa, mitad vivo, que se proponía en los primeros manuales (ahora ya no se).

Y así siguió más o menos la tónica general en el resto de los 90. En algún momento de esa época, mis veranos desaparecieron como los de cualquier adulto, y el rol se me diluyó en el resto del año, perdiendo esa singular sensación estival. Al menos hasta este año. Estos días trato de añadir algún detalle a la campaña de Dragon Age casi a diario -y al paso que los van descubriendo mis jugadores, tenemos campaña para rato; por mi perfecto, claro-. Y la sensacion me ha vuelto; verano con el rol casi constantemente en mi cabeza, y jugando. Esa sensación que es lo único agradable que atesoro de veranos otrora. Me alegra el espíritu haberla recuperado.

Claro que tiene que compartir sitio con la desidia estival. Ays.

¿No os ocurre algo parecido?