Fecha esta entrada a cinco dias andados del noveno episodio en el año de emisión de Juego de Tronos...
Si, ya se que esto debería de ir al final, pero lo he puesto de entrada para crear ambiente. Es lo que tiene haber estudiado dos asignaturas de paleografía medieval (solo de la península, para mi contrariedad).
Es inevitable. Hay que hablar de Canción de Hielo y Fuego. Es la moda, dentro y fuera del fandom, como es de esperar estando la televisión de por medio. Por si Hollywood no lo había logrado, a ver si la televisión para adultos nos pone en el mapa. Porque para crear merchandising completamente trivial con el que sacarnos la pasta, bien que nos hacen caso, pero para dar premios, el género fantástico es un poco "infantil" para considerarlo. O irreal. Como si la vida de Scarlett O'hara fuera un retrato histórico y fidedigno de la guerra civil estadounidense. Y si, he oído hablar de los once oscars de El Retorno del Rey, pero como once se llevó Ben-Hur, y once se llevó Titanic, pues me parece un número de compromiso, igual que compromiso fué dárselos solo a la tercera parte y no a las tres que, en justicia, se lo merecían. En fin, es solo una rabieta anticipada por si la serie no gana el Emmy. Y no digo "un" Emmy, sino "el" Emmy. Y porque ser fan de estas cosas sigue convirtiendote en ciudadano de segunda, mal que nos pese, por mucho que Obama coleccione comics. Ya se ve cuanto le ha transpirado la filosofía de sus heroes. But I digress...
Ponerse a estas alturas a contar de qué va Canción de Hielo y Fuego es tontería, porque todos me podeis recitar de corrido las casas nobles de Westeros. Así que en su lugar voy a desbarrar un poco sobre lo que representa para el género fantástico. Vereis, la Fantasía, que es tan amplia o probablemente más que la Ciencia Ficción, puede a su vez subdividirse en tendencias, fundamentalmente porque los fans somos unos nihilistas incorregibles y cuando algo nos pulsa una zona de placer del derebro, queremos seguir pulsándola ad nauseam, y cada maestro genera discipulos que imitan los elementos de su idolatrada obra, también ad nauseam. Vamos, generan lo que, en el tremendamente aburrido lenguaje actual se denominan clones. Así hasta que podemos hablar de consolidación de subgéneros y de características propias. ¿Donde quiero llegar con esto? Pues a realizar una artificial división de la fantasía, que sirva a mi percepción personal, nada menos.
Dicho lo cual, desde mi punto de vista podemos desgajar lo que podemos llamar "fantasía histórica de aventuras", que es lo más clásico para los roleros, y que conforma un subgenero diferenciable y sólido. Por decirlo así, diferenciamos El señor de los anillos de Entrevista con un vampiro, y concedemos a la primera un éxito bastante más notable que la segunda (once oscars de una tacada, a ver quien discute con eso). Centrados en nuestro cotito fantástico, ni que decir tiene que lo más amplio y de mayor solera es la fantasía medieval; ahora bien, aquí entran muchas cosas, puesto que es tradición que en las obras de este subgénero se incluyan elementos de tradiciones de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, como si tal cosa. La saga artúrica, que es el epítome y auténtica fuente de dicho subgénero, es un ejemplo bastante contundente. Ahora bien, como la fantasía moderna es un invento mayormente americano -mientras Tolkien se decidía y no, ahí saltó Howard con su Conan-, ha sido también mayormente americana su evolución. Y así tenemos a Howard en los años 30; a Fritz Leiber, Poul Anderson y Jack Vance en las dos siguientes décadas; Zelazny, Ursula K. LeGuin y Moorcock en los sesenta; y ya de los setenta en adelante un largo etcétera. Lo más destacable de dicha producción es el cambio en la óptica con que se crea un mundo de fantasía tras otro, de forma que si tomamos un representante de la fantasía medieval norteamericana actual, como puede ser la saga de La Espada de la Verdad de Terry Goodkind, nos encontramos con propuestas sociales muy diferentes a las iniciales. La fantasía medieval fué metiéndose poco a poco en el renacimiento, y el humanismo dió lugar a mundos diversos, socialmente más cercanos a la sensibilidad actual, mientras que los "elementos cotidianos" se conservaban, manteniendo el encanto del género: el ambiente pastoral, la naturaleza, el choque de las espadas... esas cosas que a pesar de vivir en un mundo mejor (nos dicen), siguen reclamándonos poderosamente. Todas estas propuestas son perfectamente válidas, que para eso está el género fantástico, para realizar propuestas diferentes.
Y dentro del creciente género surge una tendencia que devuelve lo medieval a la fantasía medieval. Ya muy tempranamente Poul Anderson escribe novelas situadas en la historia medieval con un alto contenido fantástico como Tres corazones y tres leones y La espada rota. La saga de Deryni por Katherine Kurtz va un paso más allá, postulando el reino ficticio de Gwynedd, pero incluyendo la religión cristiana en un intrépido movimiento que por lo extraño es original y concede a la obra una profunda dimensión medieval de la forma más inesperada. Con toda la indeseable crudeza y mala fama del mundo medieval, mucha de la cual atiende a propaganda ya iniciada por el humanismo renacentista, el mundo medieval sigue siendo tremendamente atractivo en todas sus facetas, y el encanto de los trabajos de esta tendencia son una buena muestra. Y aquí es donde entra George R. R. Martin, escribiendo el "señor de los anillos" del "movimiento". Canción de Hielo y Fuego sigue los pasos de Anderson nutriendose de infinidad de elementos históricos como la guerra de las dos rosas, manteniendo artificialmente lo más atrayente del medieval fantástico pues, como el mismo Martin declara, la historia real deja de interesarle cuando empiezan a aparecer armas de fuego. Ávido coleccionista de caballeros medievales en metal, esta es para Martin su más ambiciosa y querida creación, un rico tapiz de personajes evolucionando en un inmenso drama historico shakespeariano aumentado por la fuerza de sus elementos fantásticos. Y la más medieval de las obras de su "subgénero", para cualquier medievalista (sobre todo, los ingleses) las multiples conexiones son evidentes. Incluso la religión oficial, la Fe de los Siete es análoga al cristianismo, acercándose conscientemente a la decisión de Katherine Kurtz; incluso reemplaza a los "viejos dioses" en un intento de cohesión social del reino, esáctamente como historicamente fué utilizado el cristianismo, una y otra vez.
Saltamos a la actualidad, donde todos estamos entusiasmados, inclusido el que escribe, conla adaptación televisiva, Juego de tronos, por sus bastantes aciertos. La serie producida por HBO trata de ser lo más fiel posible al material original, y no es para menos. Se ha invertido mucho capital, lo que se hace patente en los fastuosos decorados, efectos digitales -la mitad o más de lo que vemos, no está ahí-, y otros elementos de producción. Desgraciadamente esto es televisión, y sus deficiencias también se hacen patentes; hay (muchas) cosas que no son económicamente factibles, y veremos pocas batallas, además de muy reducidas, lo cual es comprensible. De la misma forma, ciertos pequeños cambios siempre serán inevitables, pues cambiar de medio es como traducir un texto: es imposible mantener el 100% del significado original. En cualquier caso, hay algunas veces en que la serie deja de ser la Canción de Hielo y Fuego de Martin para convertirse en otra serie de HBO, que como productora para adultos a veces tiene que justificarlo con un exceso de sexo y violencia gratuitos para mantener su audiencia típica. Una audiencia muy adulta ella, que para demostralo necesita, más que aburridos dramas morales, pues sexo y violencia, y sobre todo lo primero, que para eso se lo hemos prohibido completamente a los más pequeños, so pena de quedarse ciegos y quedarse castigados sin ver a Hannah Montana enseñando muslo y pechuga.
Pues nada, que vivimos el boom de Canción de Hielo y Fuego. Vamos, hasta yo he cambiado recientemente el diseño de este nuestro blog inspirado por este medievalismo imperante. Los de siempre lo teníamos presente constantemente, que ya se encarga papaíto Martin de mantener el interés prometiendo durante años la siguiente novela. Y un montón de gente a la que esto del fantástico le da de lado, descubrirá una opción que si que está bien proque no es tan "infantil" como el resto. El resto que no han leido ni visto, claro. Bueno, pues nada, bienvenidos sean. Y en esta orgía de placer mediático, mo me queda sino recordar a todo el mundo del rol que afortunadamente disponemos de un pedazo de juego de rol de Canción de Hielo y Fuego que no nos lo merecemos. Y de Green Ronin, para más regocijo. ¿Ya os había dicho que Green Ronin es la mejor casa de juegos de rol del mundo mundial? Pues eso.
E imagino, porque yo mismo me los estoy planteando, que alguien vendrá cualquier dia a pedirme que dirija una campaña. Ya que estamos en plena moda, que menos. Y no me negaré, no. Tendré que dirigir también Canción de Hielo y Fuego, que sarna con gusto no pica. Es inevitable.
Si, ya se que esto debería de ir al final, pero lo he puesto de entrada para crear ambiente. Es lo que tiene haber estudiado dos asignaturas de paleografía medieval (solo de la península, para mi contrariedad).
Es inevitable. Hay que hablar de Canción de Hielo y Fuego. Es la moda, dentro y fuera del fandom, como es de esperar estando la televisión de por medio. Por si Hollywood no lo había logrado, a ver si la televisión para adultos nos pone en el mapa. Porque para crear merchandising completamente trivial con el que sacarnos la pasta, bien que nos hacen caso, pero para dar premios, el género fantástico es un poco "infantil" para considerarlo. O irreal. Como si la vida de Scarlett O'hara fuera un retrato histórico y fidedigno de la guerra civil estadounidense. Y si, he oído hablar de los once oscars de El Retorno del Rey, pero como once se llevó Ben-Hur, y once se llevó Titanic, pues me parece un número de compromiso, igual que compromiso fué dárselos solo a la tercera parte y no a las tres que, en justicia, se lo merecían. En fin, es solo una rabieta anticipada por si la serie no gana el Emmy. Y no digo "un" Emmy, sino "el" Emmy. Y porque ser fan de estas cosas sigue convirtiendote en ciudadano de segunda, mal que nos pese, por mucho que Obama coleccione comics. Ya se ve cuanto le ha transpirado la filosofía de sus heroes. But I digress...
Ponerse a estas alturas a contar de qué va Canción de Hielo y Fuego es tontería, porque todos me podeis recitar de corrido las casas nobles de Westeros. Así que en su lugar voy a desbarrar un poco sobre lo que representa para el género fantástico. Vereis, la Fantasía, que es tan amplia o probablemente más que la Ciencia Ficción, puede a su vez subdividirse en tendencias, fundamentalmente porque los fans somos unos nihilistas incorregibles y cuando algo nos pulsa una zona de placer del derebro, queremos seguir pulsándola ad nauseam, y cada maestro genera discipulos que imitan los elementos de su idolatrada obra, también ad nauseam. Vamos, generan lo que, en el tremendamente aburrido lenguaje actual se denominan clones. Así hasta que podemos hablar de consolidación de subgéneros y de características propias. ¿Donde quiero llegar con esto? Pues a realizar una artificial división de la fantasía, que sirva a mi percepción personal, nada menos.
Dicho lo cual, desde mi punto de vista podemos desgajar lo que podemos llamar "fantasía histórica de aventuras", que es lo más clásico para los roleros, y que conforma un subgenero diferenciable y sólido. Por decirlo así, diferenciamos El señor de los anillos de Entrevista con un vampiro, y concedemos a la primera un éxito bastante más notable que la segunda (once oscars de una tacada, a ver quien discute con eso). Centrados en nuestro cotito fantástico, ni que decir tiene que lo más amplio y de mayor solera es la fantasía medieval; ahora bien, aquí entran muchas cosas, puesto que es tradición que en las obras de este subgénero se incluyan elementos de tradiciones de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, como si tal cosa. La saga artúrica, que es el epítome y auténtica fuente de dicho subgénero, es un ejemplo bastante contundente. Ahora bien, como la fantasía moderna es un invento mayormente americano -mientras Tolkien se decidía y no, ahí saltó Howard con su Conan-, ha sido también mayormente americana su evolución. Y así tenemos a Howard en los años 30; a Fritz Leiber, Poul Anderson y Jack Vance en las dos siguientes décadas; Zelazny, Ursula K. LeGuin y Moorcock en los sesenta; y ya de los setenta en adelante un largo etcétera. Lo más destacable de dicha producción es el cambio en la óptica con que se crea un mundo de fantasía tras otro, de forma que si tomamos un representante de la fantasía medieval norteamericana actual, como puede ser la saga de La Espada de la Verdad de Terry Goodkind, nos encontramos con propuestas sociales muy diferentes a las iniciales. La fantasía medieval fué metiéndose poco a poco en el renacimiento, y el humanismo dió lugar a mundos diversos, socialmente más cercanos a la sensibilidad actual, mientras que los "elementos cotidianos" se conservaban, manteniendo el encanto del género: el ambiente pastoral, la naturaleza, el choque de las espadas... esas cosas que a pesar de vivir en un mundo mejor (nos dicen), siguen reclamándonos poderosamente. Todas estas propuestas son perfectamente válidas, que para eso está el género fantástico, para realizar propuestas diferentes.
Y dentro del creciente género surge una tendencia que devuelve lo medieval a la fantasía medieval. Ya muy tempranamente Poul Anderson escribe novelas situadas en la historia medieval con un alto contenido fantástico como Tres corazones y tres leones y La espada rota. La saga de Deryni por Katherine Kurtz va un paso más allá, postulando el reino ficticio de Gwynedd, pero incluyendo la religión cristiana en un intrépido movimiento que por lo extraño es original y concede a la obra una profunda dimensión medieval de la forma más inesperada. Con toda la indeseable crudeza y mala fama del mundo medieval, mucha de la cual atiende a propaganda ya iniciada por el humanismo renacentista, el mundo medieval sigue siendo tremendamente atractivo en todas sus facetas, y el encanto de los trabajos de esta tendencia son una buena muestra. Y aquí es donde entra George R. R. Martin, escribiendo el "señor de los anillos" del "movimiento". Canción de Hielo y Fuego sigue los pasos de Anderson nutriendose de infinidad de elementos históricos como la guerra de las dos rosas, manteniendo artificialmente lo más atrayente del medieval fantástico pues, como el mismo Martin declara, la historia real deja de interesarle cuando empiezan a aparecer armas de fuego. Ávido coleccionista de caballeros medievales en metal, esta es para Martin su más ambiciosa y querida creación, un rico tapiz de personajes evolucionando en un inmenso drama historico shakespeariano aumentado por la fuerza de sus elementos fantásticos. Y la más medieval de las obras de su "subgénero", para cualquier medievalista (sobre todo, los ingleses) las multiples conexiones son evidentes. Incluso la religión oficial, la Fe de los Siete es análoga al cristianismo, acercándose conscientemente a la decisión de Katherine Kurtz; incluso reemplaza a los "viejos dioses" en un intento de cohesión social del reino, esáctamente como historicamente fué utilizado el cristianismo, una y otra vez.
Saltamos a la actualidad, donde todos estamos entusiasmados, inclusido el que escribe, conla adaptación televisiva, Juego de tronos, por sus bastantes aciertos. La serie producida por HBO trata de ser lo más fiel posible al material original, y no es para menos. Se ha invertido mucho capital, lo que se hace patente en los fastuosos decorados, efectos digitales -la mitad o más de lo que vemos, no está ahí-, y otros elementos de producción. Desgraciadamente esto es televisión, y sus deficiencias también se hacen patentes; hay (muchas) cosas que no son económicamente factibles, y veremos pocas batallas, además de muy reducidas, lo cual es comprensible. De la misma forma, ciertos pequeños cambios siempre serán inevitables, pues cambiar de medio es como traducir un texto: es imposible mantener el 100% del significado original. En cualquier caso, hay algunas veces en que la serie deja de ser la Canción de Hielo y Fuego de Martin para convertirse en otra serie de HBO, que como productora para adultos a veces tiene que justificarlo con un exceso de sexo y violencia gratuitos para mantener su audiencia típica. Una audiencia muy adulta ella, que para demostralo necesita, más que aburridos dramas morales, pues sexo y violencia, y sobre todo lo primero, que para eso se lo hemos prohibido completamente a los más pequeños, so pena de quedarse ciegos y quedarse castigados sin ver a Hannah Montana enseñando muslo y pechuga.
Pues nada, que vivimos el boom de Canción de Hielo y Fuego. Vamos, hasta yo he cambiado recientemente el diseño de este nuestro blog inspirado por este medievalismo imperante. Los de siempre lo teníamos presente constantemente, que ya se encarga papaíto Martin de mantener el interés prometiendo durante años la siguiente novela. Y un montón de gente a la que esto del fantástico le da de lado, descubrirá una opción que si que está bien proque no es tan "infantil" como el resto. El resto que no han leido ni visto, claro. Bueno, pues nada, bienvenidos sean. Y en esta orgía de placer mediático, mo me queda sino recordar a todo el mundo del rol que afortunadamente disponemos de un pedazo de juego de rol de Canción de Hielo y Fuego que no nos lo merecemos. Y de Green Ronin, para más regocijo. ¿Ya os había dicho que Green Ronin es la mejor casa de juegos de rol del mundo mundial? Pues eso.
E imagino, porque yo mismo me los estoy planteando, que alguien vendrá cualquier dia a pedirme que dirija una campaña. Ya que estamos en plena moda, que menos. Y no me negaré, no. Tendré que dirigir también Canción de Hielo y Fuego, que sarna con gusto no pica. Es inevitable.
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