En las últimas semanas no he actualizado el blog por diversos acontecimientos, principalmente de mi vida, que siempre son más acuciantes, y entre ellos los compromisos roleros que a veces hay que perseguir si queremos que ocurran, y que digo yo serán más importantes que echar el tiempo que se echa en un blog, que no es poco. Igualmente por los recientes acontecimientos que nos atañen a todos, aunque no nos lo parezca porque nuestros grandes amigos los periodistas se olviden selectivamente de ellos cuando ya no pueden exagerarlos más. Y no solo porque un premio Nobel de la paz esté promoviendo una guerra en un país árabe que se defiende con las armas que todos los países civilizados (dícen) le hemos vendido, sino porque el accidente nuclear (no tiene otro nombre) de Fukushima traerá mucha más cola de la que el miedo nos impide reconocer. Es paradójico, casi profético, que meros días antes, en mi última entrada hasta la fecha, estuviese hablando del género post-holocausto nuclear, e incluyese fotos de Hiroshima (o Nagasaki, que tanto da).
Así que últimamente, cada vez que he considerado realizar una nueva entrada, la aplastante falta de humor se ha manifestado en contra, apoyándose en el hecho de lo poco que me gustan los blogs. Y no os sorprendáis, que lo he dicho ya muchas veces.
La "blogosfera" es el ecosistema de los narcisismos, tanto que se ha llegado a algo tan prepotente como acuñarse un término tán feo (con lo que le viene que ni pintado). Es un darwinismo de los egos al que muy pocos blogs, logrando su sana intención de ser meramente informativos, escapan -y tampoco es el caso de este, para que engañarnos-. En esta prescindible "selección artificial" del rasgo genético de la vanidad, es cada vez más común tender al humor, o más bien, cachondeo, para captar lectores. Ser cada vez más atrevidos (es un eufemismo para decir inmorales), como en Gran Hermano. Y como hablamos de una "selección artificial", esta tendencia es cada vez más impune y soliviantadora. Hay que ser cada vez más bestia, y más bestia que los demás, si queremos que nos lean a nosotros y no a ellos. Mira, como los periodistas.
Por supuesto, alguien saltará acusándome de entrar siempre al trapo, de no saber reirme de nada, ni de mi mismo; de ser muy serio, vamos. Hombre, los que me conocen personalmente saben que siempre estoy de broma, y que soy un poco cabroncete. Además, me gusta The Big Bang Theory por como los geeks nos reímos de nosotros mismos, y reconozco abiertamente que Sheldon es el personaje que mejor me refleja: maniático, pagado de si mismo, insufrible como un niño pequeño... y espero que entrañable, también. Pero considero que el humor de verdad es el currado y natural, aunque sea ácido e hiriente, y no el zafio y forzado, que molesta a cualquiera con dos dedos de frente, aunque no al submongol que lo está perpetrando. Usando la inevitable analogía, es como comparar el brillante humor histórico de La Víbora Negra que utiliza los propios elementos históricos como reflexión para hacer sus chistes, con la típica comedia histórica que en su mediocridad se apoya en la inclusión de anacronismos, porque es más fácil y hace de reir a los de siempre.
Así, hay quien se dedica a hacer de reir a sus lectores, y cuando le falta material, pues sigue con la dinámica y busca situaciones inexistentes o descontextualiza otras para poderse reir de lo que no es, creyéndose mogollón de inteligente. Mucho, sin darse cuenta de que reirse de lo no és da lugar a un humor vacío y molesto. Pero claro, tener que parir algo muy frecuentemente, te genera un alma de periodista.
Superficialidad, amigos, el término que mejor define a la civilización actual. Se lleva el ser irreflexivo, y nuestros más jóvenes ya no quieren ni leer. Y especifíco, obviamente no son más tontos que nosotros, porque no ha habido ningúna mutación genética (aún). El problema es que los hemos atontado aún más de lo que nos han atontado a nosotros. Ya no se exige esfuerzo a nadie (aparte de las ocho horas de trabajo para el inglés, pronto ampliables; es curioso). Ahora todo es únicamente placer y risas, no nos vaya a explotar la cabeza; como no podía ser de otro modo, una cultura nihilista es superficial, y viceversa. Les pasó a los romanos, y nosotros vamos a tropezar por segunda vez con la misma piedra. Estos días me he fijado que el cartón del rollo de papel de water contiene una leyenda que me indica que lo puedo tirar por el inodoro. Todo placer, nada de esfuerzo para el consumidor; para que caminar diez pasos hasta la cocina y tirarlo en la bolsa de papel a reciclar. Inmediatamente me evocó esa genial reflexión de Mike Judge, Idiocrácia, donde la población del Siglo XXV, incapaz de hacer una O con un canuto, posee un asiento frente al televisor que incluye una manquerita para poder sorber la papilla alimenticia y un water para no tener ni que levantarse en ningún momento, mientras ven el programa de máxima audiencia, un tipo que lleva un golpe tras otro en sus partes íntimas en medio de una pantalla cubierta de anuncios de brillantes colores...
A lo mejor soy muy serio, pero a mi parecer la internet es un medio muy deficiente para la comunicación humana -ni siquiera los emoticones pueden suplir sus carencias, aunque ayuden-, y hay que saber como y cuando reirse de algo. Si ya es complicado organizar un debate a través de este sobravalorado medio de información, imagináos algo tan complejo como el humor. Como es algo que tengo muy presente, trato de cuidar al máximo la objetividad de mi discurso, algo que por definición ya sabemos que no se puede lograr completamente. Mi objetivo es la información más veraz posible, y por ello creo que hay que evitar remover mierda por hacer de reir (si, he hecho el chiste tres veces a drede). Donde otros ven seriedad, yo veo coherencia. Pero claro, tengo mi parte importante de vanidad, narcisismo y egocentrismo; fijaos que hasta tengo un blog propio.
Y aunque muchas veces pensar la de tiempo que sacrifico al dios de la internet me impela a mandarlo al cuerno porque mi opinión de los blogs es nefasta, y el rédito negativo, lecturas como la última entrada de Grognardia (y los comentarios de sus lectores), me convencen de que a veces hay que honrar dicho sacrificio. En nuestro caso, la internet ha consolidado la comunidad rolera en los inevitables momentos críticos de la industria (que no del hobby) mientras es fagocitada por los videojuegos, y mantiene la antorcha encendida. Hacemos falta, vamos. Aunque hay quienes se empeñan en parecer periodistas, o algun sucedaneo.
Claro que tampoco debería escupir para arriba, porque estudiando Historia, es fácil acabar dedicándose al periodismo.
Así que últimamente, cada vez que he considerado realizar una nueva entrada, la aplastante falta de humor se ha manifestado en contra, apoyándose en el hecho de lo poco que me gustan los blogs. Y no os sorprendáis, que lo he dicho ya muchas veces.
La "blogosfera" es el ecosistema de los narcisismos, tanto que se ha llegado a algo tan prepotente como acuñarse un término tán feo (con lo que le viene que ni pintado). Es un darwinismo de los egos al que muy pocos blogs, logrando su sana intención de ser meramente informativos, escapan -y tampoco es el caso de este, para que engañarnos-. En esta prescindible "selección artificial" del rasgo genético de la vanidad, es cada vez más común tender al humor, o más bien, cachondeo, para captar lectores. Ser cada vez más atrevidos (es un eufemismo para decir inmorales), como en Gran Hermano. Y como hablamos de una "selección artificial", esta tendencia es cada vez más impune y soliviantadora. Hay que ser cada vez más bestia, y más bestia que los demás, si queremos que nos lean a nosotros y no a ellos. Mira, como los periodistas.
Por supuesto, alguien saltará acusándome de entrar siempre al trapo, de no saber reirme de nada, ni de mi mismo; de ser muy serio, vamos. Hombre, los que me conocen personalmente saben que siempre estoy de broma, y que soy un poco cabroncete. Además, me gusta The Big Bang Theory por como los geeks nos reímos de nosotros mismos, y reconozco abiertamente que Sheldon es el personaje que mejor me refleja: maniático, pagado de si mismo, insufrible como un niño pequeño... y espero que entrañable, también. Pero considero que el humor de verdad es el currado y natural, aunque sea ácido e hiriente, y no el zafio y forzado, que molesta a cualquiera con dos dedos de frente, aunque no al submongol que lo está perpetrando. Usando la inevitable analogía, es como comparar el brillante humor histórico de La Víbora Negra que utiliza los propios elementos históricos como reflexión para hacer sus chistes, con la típica comedia histórica que en su mediocridad se apoya en la inclusión de anacronismos, porque es más fácil y hace de reir a los de siempre.
Así, hay quien se dedica a hacer de reir a sus lectores, y cuando le falta material, pues sigue con la dinámica y busca situaciones inexistentes o descontextualiza otras para poderse reir de lo que no es, creyéndose mogollón de inteligente. Mucho, sin darse cuenta de que reirse de lo no és da lugar a un humor vacío y molesto. Pero claro, tener que parir algo muy frecuentemente, te genera un alma de periodista.
Superficialidad, amigos, el término que mejor define a la civilización actual. Se lleva el ser irreflexivo, y nuestros más jóvenes ya no quieren ni leer. Y especifíco, obviamente no son más tontos que nosotros, porque no ha habido ningúna mutación genética (aún). El problema es que los hemos atontado aún más de lo que nos han atontado a nosotros. Ya no se exige esfuerzo a nadie (aparte de las ocho horas de trabajo para el inglés, pronto ampliables; es curioso). Ahora todo es únicamente placer y risas, no nos vaya a explotar la cabeza; como no podía ser de otro modo, una cultura nihilista es superficial, y viceversa. Les pasó a los romanos, y nosotros vamos a tropezar por segunda vez con la misma piedra. Estos días me he fijado que el cartón del rollo de papel de water contiene una leyenda que me indica que lo puedo tirar por el inodoro. Todo placer, nada de esfuerzo para el consumidor; para que caminar diez pasos hasta la cocina y tirarlo en la bolsa de papel a reciclar. Inmediatamente me evocó esa genial reflexión de Mike Judge, Idiocrácia, donde la población del Siglo XXV, incapaz de hacer una O con un canuto, posee un asiento frente al televisor que incluye una manquerita para poder sorber la papilla alimenticia y un water para no tener ni que levantarse en ningún momento, mientras ven el programa de máxima audiencia, un tipo que lleva un golpe tras otro en sus partes íntimas en medio de una pantalla cubierta de anuncios de brillantes colores...
A lo mejor soy muy serio, pero a mi parecer la internet es un medio muy deficiente para la comunicación humana -ni siquiera los emoticones pueden suplir sus carencias, aunque ayuden-, y hay que saber como y cuando reirse de algo. Si ya es complicado organizar un debate a través de este sobravalorado medio de información, imagináos algo tan complejo como el humor. Como es algo que tengo muy presente, trato de cuidar al máximo la objetividad de mi discurso, algo que por definición ya sabemos que no se puede lograr completamente. Mi objetivo es la información más veraz posible, y por ello creo que hay que evitar remover mierda por hacer de reir (si, he hecho el chiste tres veces a drede). Donde otros ven seriedad, yo veo coherencia. Pero claro, tengo mi parte importante de vanidad, narcisismo y egocentrismo; fijaos que hasta tengo un blog propio.
Y aunque muchas veces pensar la de tiempo que sacrifico al dios de la internet me impela a mandarlo al cuerno porque mi opinión de los blogs es nefasta, y el rédito negativo, lecturas como la última entrada de Grognardia (y los comentarios de sus lectores), me convencen de que a veces hay que honrar dicho sacrificio. En nuestro caso, la internet ha consolidado la comunidad rolera en los inevitables momentos críticos de la industria (que no del hobby) mientras es fagocitada por los videojuegos, y mantiene la antorcha encendida. Hacemos falta, vamos. Aunque hay quienes se empeñan en parecer periodistas, o algun sucedaneo.
Claro que tampoco debería escupir para arriba, porque estudiando Historia, es fácil acabar dedicándose al periodismo.
5 comentarios:
Buena reflexión, pero te voy a llevar un poco la contraria ;)
Piensa que si suprimes toda la superficialidad y la banalidad de la comunicación, pues poco habrá que decir, y probablemente lo poco que quede te pondrá de pésimo humor.
Otra cosa es que los blogs alimenten egos y se deban a sus públicos. Depende de cómo se quiera orientar.
Un saludo. Y me ha gustado la reflexión.
Gracias, tio.
"Piensa que si suprimes toda la superficialidad y la banalidad de la comunicación, pues poco habrá que decir, y probablemente lo poco que quede te pondrá de pésimo humor."
Jejeje, que bueno.:) Ahora díme que has hecho filología, y serás mi héroe. XD
Aunque bien mirado, justo después de haber echado el tiempo para escribirlo... ahora sí que me duele el blog. XD
Era de esperar que yo no estuviera de acuerdo. La información no tiene por qué estar reñida con el humor. No se da más o mejor una información por hacerlo de forma seria. Esto ocurre mucho en el cine. Hay gente que cree que Ken Loanch es un tío de una gran profundidad y un adalid de la denuncia social cuando lo único que hace es limitarse a lo obvio. Una comedia como puede ser Full Monty puede tener el mismo contenido y la misma denuncia solo que, además, lo transmite mucho mejor, de forma menos obvia y con mucho más ingenio.
La información no tiene por qué estar reñida con el humor, y yo no he afirmado lo contrario. Yo mismo soy bastante cínico y ácido en mis pretenciosas entradas (bazinga!). Lo que si afirmo es que el humor bueno es difícil y el no currado bastante pésimo -como comparar, en comedia histórica, La Víbora Negra con el Robin Hood de Mel Brooks-. Y de tanto forzar, a veces hay que inventar cosas descaradamente erróneas para tener material.
Oye, que no te duela el blog, que su buen entretenimiento te da.
Por cierto, de filología nada.
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